lunes, 25 de octubre de 2010

Pepiño y su conceto, tú te agachas y yo te la meto

Sí, el título es grosero pero, como dijo Rubalcaba, en la política abundan las "conversaciones de cantina", y yo no quiero ser menos. Enumero algunas perlas de nuestros representantes:
  • "Gusanos goebbelianos". Felipe González a periodistas "molestos" en sus primeras etapas de gobierno.
  • "Monja alférez" y "Caperucita Roja vestida de Carlos IV". Alfonso Guerra sobre Loyola de Palacio y Soledad Becerril respectivamente.
  • "¿Por qué hay tanto tonto de los cojones que todavía vota a la derecha?". Pedro Castro en referencia a los votantes del PP.
  • "Señorita Pepis vestida de soldado". León de la Riva sobre Carme Chacón. 
  • "Lo suyo es para mear y no echar gota" José Antonio Griñán sobre Javier Arenas.
  • "Cada vez que veo los morritos de Leire Pajín pienso en lo mismo". León de la Riva (entiendo que aludiendo al parecido físico de la ministra con la cerdita Miss Peggy de los Teleñecos).
  • "Machismo en la genética del PP". Rubalcaba sobre el comentario anterior.
  •  González Sinde evitó saludar al alcalde de Valladolid para aislarlo socialmente. Chincha rabiña que tengo una piña... se podrá ser más infantil?
  • "Se le ve el plumero, aunque a Rajoy no es difícil" José Blanco poniendo en duda la orientación sexual de Mariano Rajoy.
A estos se les pueden sumar: "Patriotas de pacotilla", "sicarios", "traidores", "machistas"...

No sorprende que los que recurren a estas expresiones formen parte de una una generación de políticos que será recordada por su mediocridad. Al margen de si es conveniente o no que nuestros representantes tengan un mínimo nivel de estudio (condición necesaria pero no suficiente en mi opinión), no se debería discutir que, al menos, deberían tener un nivel mínimo de educación.

sábado, 23 de octubre de 2010

ZP Blake: todo lo que han visto ha sido producto de su imaginación

Penosa. Ese es el adjetivo con el que calificaría la conversación de María Dolores de Cospedal con  Javier Arenas admitiendo que este gobierno es mejor que el anterior. No porque esté más capacitado para gestionar la crisis que tenemos encima, sino mejor para mantener el poder en Moncloa. En algún momento se ha perdido la vocación por el servicio al Estado. 
La jugada de Zapatero es clara.:
  • Con el nombramiento de Marcelino Iglesias se asegura, por lo menos temporalmente, el apoyo de muchos de los barones de su partido en un momento en que se le cuestiona abiertamente desde dentro.
  • Repesca a Ramón Jáuregui en su enésima rectificación y apacigua a las voces discordantes en el grupo socialista del congreso.
  • Hace un guiño a la izquierda andaluza al designar a Rosa Aguilar ministra de Medio Ambiente, bien vista por la izquierda y centro en Andalucía.
  • Guiño a los sindicatos con Valeriano Gómez, contrario a la reforma laboral que acaba de entrar en vigor. Por cierto, al menos es cuestionable que alguien que se posiciona contra una reforma laboral, pase al frente del Ministerio de Trabajo un mes después de manifestarte.
  • Con la concentración de poderes en Rubalcaba, además se recibir el beneplácito de felipistas y aquellos que añoran otros tiempos en el PSOE, coloca como superministro a un hombre que vive para el poder, que sabe jugar con él, transmitir el mensaje que más le convenga a su partido y que maneja la información y los tiempos como nadie. Precisamente hoy se detienen a 20 miembros de Segi. Es el Don con el don de la oportunidad.
En resumen, ha creado un gobierno de marketing, un gobierno más político que el anterior para se encargue de "explicar" mejor a la población las medidas del ejecutivo, que haga ver las virtudes de su gestión a un pueblo que no es capaz de admirar suficientemente sus determinación, resolución y firmeza. Cual mentalista, al término de su mandato de cuatro años pretenderá hacernos ver que todo lo ocurrido en los últimos cuatro años ha sido producto de nuestra imaginación. 
Mientras tanto, la oposición preocupada por si el gobierno es capaz de explicar mejor sus acciones.

viernes, 8 de octubre de 2010

Vade retro ZP

En mi post "Manipulación y gestión de los tiempos" quise dar una versión alternativa de lo que podría haber pasado por la cabeza ZP cuando se le ocurrió enfrentar a la señorita Trini con Tomás Gómez. Pues no, a toro pasado se puede decir que, simplemente, metió la pata como en tantas otras cosas. No sólo ha perdido las primarias de mano de su candidata, sino que ha mostrado a su partido el único camino para no sufrir la debacle que pronostica Barreda: enfrentarse a él.

El panorama se le presenta oscuro. Las elecciones en Cataluña serán previsiblemente un desastre, las autonómicas y las municipales en las grandes capitales tienen pinta de ir por el mismo camino y Andalucía camino de un cambio histórico de gobierno. De hecho, no sería extraño que Griñán convoque las elecciones en una fecha distinta a la de las generales.

Zapatero, cual apestado, no tendrá más remedio que alejarse de la mayoría de los alcaldables y aspirantes a presidentes autonómicos de su partido. Evidente eso hará mella en su popularidad. ¿Quién votaría a un candidato al que no quieren tener cerca los barones de su partido? Ni el Tato.

Mención aparte merecen las reacciones de dichos barones que durante años se han mantenido al margen mientras España se zambullía en una crisis de caballo. Sólo han sabido reaccionar cuando han visto peligrar su sillón. Al menos da que pensar.

Nuestro presidente debió dimitir en mayo cuando, tragándose sus propias palabras, anunció los recortes sociales. Él, tan amigo de la deuda pública, no cayó en la cuenta de que literalmente ha  hipotecado nuestro país. España no tiene margen de maniobra y los recortes son necesarios, pero eso no quita que se haya tenido que comer sin guarnición su programa electoral y por ello marcharse.

Ahora llega su segunda oportunidad. Dimitir a estas alturas no arreglaría demasiado. Es hora de que anuncie que no se volverá a presentar a las elecciones generales y se comporte como un gobernante responsable en los últimos presupuestos generales de esta legislatura (parece que los del año  que viene ya no tienen remedio). 

En caso contrario tardará más tiempo en desvincular su nombre del apelativo "ZetaParo" que el que le costó al otro José Luis Rodríguez deshacerse de "El Puma".

viernes, 1 de octubre de 2010

De lo que vale un título a lo que vale un peine

Después de la jornada de huelga de ayer, estaba dispuesto a escribir sobre los sindicatos, liberados y otras gaitas, pero la verdad es que no me apetece nada y, por lo que vi en la calle, no soy el único al que le aburre hablar del tema. Esta vez dejo la política al margen para centrarme un poco en mi. En algo que realmente me preocupa y que, al menos eso creo, también le ocurre a mucha gente de mi edad: el futuro.

La verdad es que yo siempre he creído en la meritocracia. Me parece el más justo de los sistemas, y por eso desde pequeño he intentado esforzarme al máximo en todo lo que hago. A los 29 años, ingeniero técnico de telecomunicación, con postgrado en telemática, empezando un MBA y camino del doctorado, no hay cosa que tema más que el no avanzar en mi carrera. Como yo, en España hay miles de jóvenes preparados con contratos temporales que corren el riesgo de convertirse en los miembros de una generación perdida. Una generación que carece de muchas de las oportunidades que disfrutaron las anteriores. Hoy en día no se prima la eficiencia ni el conocimiento, se valora más el precio. Me da la sensación que las empresas, más que contratar a ingenieros, los compran al peso. Precisamente hoy he leído el artículo de Alberto Artero en Cotizalia (http://bit.ly/9WcWcZ) con el que me siento bastante identificado (con la salvedad de que yo, para más inri, tampoco he disfrutado de la época de vacas gordas).

Muchas veces he escuchado que lo importante es la experiencia, no los títulos. De acuerdo, pero para tener experiencia en un puesto de prestigio hay que emigrar, y para emigrar hace falta dinero (a menos que quieras vivir en un piso de estudiante con un mochilero sueco), y para tener dinero hay que trabajar aquí. Tal y como está el mercado de trabajo hay que diferenciarse del resto y eso, a falta de otras opciones, se consigue estudiando. Este cúmulo de situaciones hace que si un ingeniero quiere evolucionar en su carrera, mantener una familia y no morir en el intento, caiga en la sobretitulación para al menos mantener un puesto de trabajo.

Estoy seguro que es cuestión de tiempo que viva en un país anglosajón, pero me parece una lástima que las autoridades en España permanezcan impasibles mientras un gran número de ingenieros dejan su profesión para montar una frutería, un tienda de reparación de ordenadores o una autoescuela (va por ti, campeón).

Luego que me vengan a contar chorradas del modelo productivo.

Por cierto, un apunte, si pretenden cambiarlo mediante inversiones públicas en I+D lo llevan claro. Alguna vez se darán cuenta de que el futuro radica en fomento de la I+D en la empresa privada y convenios universidad empresa. Podrían mirarse en el espejo de Finlandia.