martes, 27 de julio de 2010

Cuando la corrección se vuelve empalagosa

En los últimos años la tendencia hacia lo políticamente correcto ha llegado hasta unos extremos absurdos. El problema en realidad no radica en la corrección en sí misma, sino en la utilización por ciertos sectores o colectivos en beneficio propio. Finalmente, éstos han conseguido su objetivo hasta tal punto que el fenómeno se les ha ido de las manos y, esta forma de actuar excesiva en muchos casos, originaria de la izquierda del siglo XIX, ha traspasado ideologías para asentarse en prácticamente toda la sociedad. 

La corrección política ha invadido todos los ámbitos de la sociedad. Como muestra un botón: guerra de sexos. Que a nadie se le ocurra decir que la paridad en el trabajo es una chorrada. ¿qué clase de machista está en contra de la discriminación positiva de la mujer? Pues yo. A mi realmente me parece una medida que va en contra de la productividad (que tanta falta nos hace en estos tiempos), y que denosta a la mujer suponiendo que el número de mujeres que serán contratadas para cierto tipo de trabajos será menor que el de hombres. Mucha gente olvida que en ámbitos como la ingeniería, donde la proporción de mujeres en puestos directivos es menor que la de hombres, aquellas se incorporaron a su estudio en fechas muy recientes, lo que hace inviable que la cantidad sea similar. Un empresario no piensa en el sexo de una persona a la hora de contratar a un trabajador, sino en el rendimiento que éste pueda ofrecer. Por ello, el mejor estímulo para la contratación femenina sería una deducción fiscal importante a la hora de contratarlas.

Continuando con la guerra de sexos, se puede hablar por ejemplo de día del orgullo gay. Me parece genial que la gente salga a la calle para reivindicar su condición sexual pero, qué pasaría si se me ocurriera celebrar el día del orgullo machote? Una chorrada sí, pero para gustos los colores. Probablemente me pondrían de vuelta y media por ir en contra del prototipo de masculinidad del siglo XXI, fomentar la desigualdad entre sexos y la discriminación al colectivo homosexual. Esto es grande.

No se puede dejar de lado el tema racial. Ya no hay negros, sino gente de color. Que digo yo, que de color negro. Cómo puede pensar que esa palabra es un insulto? Puedo garantizar que si me llaman blanco no me lo voy a tomar a mal. Supongo que una persona se sentirá igual de orgullosa de ser negra, blanca, hetero o gay.

En Estados Unidos, donde esto se lleva a rajatabla, la palabra "blind man"  ha caído en desuso para llamar a los invidentes "visually challenged".

Una de las expresiones mas utilizadas por nuestra clase política, y que viene al caso, es la manida  "ciudadanos y ciudadanas de este país". Lo que no saben aquellos que la usan es que "ciudadano" se puede utilizar para ambos géneros(1). Por supuesto, prefiero no entrar en la diferenciación entre "miembro" y "miembra".

Para colmo, hace unos días hemos visto como en el Tour de Francia, Alberto Contador ha tenido que pedir perdón por no esperar a Schleck al salirse la cadena de la bicicleta de este último.

En un futuro se podrán ver en las oposiciones a personas que al no saber responder correctamente las preguntas de un examen, pedirán presentarse otro día para no jugar en desventaja con los otros opositores. Por supuesto, en aras de la corrección, la petición será atendida.

Al margen de anécdotas más o menos dignas de resaltar, todo esto conlleva un peligro: la falta de implicación  de nuestros dirigentes por temor a quedar señalado o perder votos. ¿Alguien piensa que si no se ve obligado por factores externos, Zapatero hubiese tomado medidas tan impopulares como los recortes sociales efectuados en los últimos meses? Si es así, que no se engañe. También se puede aplicar los mismo al Partido Popular que, influenciado por el arriolismo, parece interesado en adelantar al PSOE por la izquierda en algunos aspectos.

Parece que la política ha dejado de basarse en el pragmatismo para verse determinada casi exclusivamente por términos de imagen.  
(1) RAE: Ciudadano: m. y f. Persona considerada como miembro activo de un Estado, titular de derechos políticos y sometido a sus leyes.

PD. Otra posible acepción podría ser "Natural/naturala o vecino/vecina de una ciudad"

lunes, 19 de julio de 2010

El retraso del ocaso

La historia de España ha estado plagada de héroes que lo han dado todo por su país y de otros personajes oscuros, que han conspirado contra todo aquello que se interponía entre ellos y el poder, aun a costa del perjuicio de su propia patria.

Uno de los personajes más funestos para nuestra historia fue Fernando VII. Después de años de conspiraciones contra Godoy y su propio padre, y tras otros tantos aceptando de buena gana las humillaciones de Napoleón, llegó a España como el rey deseado, prometiendo acatar la constitución, "la Pepa". Una vez llegó a Valencia, donde dijo digo dijo Diego: vuelta al absolutismo más rancio. Engañó a todo un pueblo que, deseoso de encontrar un dirigente justo, se dejó engatusar.

Casi doscientos años después España se encuentra de nuevo en una situación delicada. En Cataluña los independentistas ganan terreno, la crisis económica golpea en mayor o menor medida a todos los españoles y, cuando más falta hace, nuestros dirigentes no están a la altura.

Después de un rápido ascenso a la dirección del partido socialista, Zapatero se hizo con la presidencia del gobierno de rebote. Una vez allí se encontró con un equipo joven y, salvo honrosas excepciones, no preparado para hacer frente al gobierno de una nación. Corto de nociones de gestión, pero ducho en habilidades maquiavélicas, se hizo con el control del partido descabezando a aquellos que aunque le ayudaron a llegar al poder pudiesen hacerle sombra.

Su política basada en el talante tiene dos vertientes: la internacional y la de consumo interno. La primera se basa en la cesión sin reparos con tal de llegar a un acuerdo. Da igual que sea malo, el objetivo es acordar. En cuanto a la segunda, el presidente de la sonrisa absurda, se comporta de forma diferente en función de las necesidades. Por una parte, no escatima recursos a la hora de recabar apoyos entre los partidos minoritarios. No hay cesión excesiva, cualquiera vale si con ello se garantiza su continuidad en el palacio monclovita. Sin embargo, para con aquellas cuestiones de estado que necesitan por su embergadura el consenso con el principal partido de la oposición, el talante se convierte en rigidez. Por supuesto el lobo se viste de cordero, acusando a Partido Popular de falta de colaboración o incluso obstruccionismo.

Pero Zapatero ha agotado su crédito, ya no tiene a quién culpar. Ya no está Aznar, ni Bush, no puede acusar a Alemania y a los mercados como meses atrás, ya que dependemos de ellos para salir adelante, y no hay guerra de Irak que echar en cara a la oposición. Sólo queda la crisis y 4 millones de parados. 

Hasta ahora se podía criticar al presidente del gobierno por falta de iniciativa, de cualificación,  de capacidad, de reacción o incluso de pardillo ante la situación actual, pero desde el pasado mes de mayo, Zapatero está aferrado a la presidencia como una auténtica lapa. Después de haber negado por activa y por pasiva cualquier recorte a los funcionarios o congelación de pensiones y afirmado rotundamente que la salida de la crisis sería social, llegan las medidas de sobra conocidas por todos. Paradójicamente, las únicas medidas con las que no ha estado de acuerdo son las que nos han salvado de la quiebra, al menos por ahora. El problema radica, no en la rectificación oportuna, sino en la falta de convencimiento que tiene sobre las mismas. Un presidente que no está de acuerdo con sus propias medidas no puede ser calificado de otra forma que de pelele. Le habría honrado anunciar su dimisión.

Posteriormente, y para salvarse de la quema y conservar apoyos anuncia requiebros sobre la sentencia del TC mediante leyes orgánicas para devolver a Cataluña, o más bien a su clase política, lo que el tribunal declaró inconstitucional, jugando peligrosamente con el estado de derecho y confirmando la tendencia de los políticos españoles a pasarse por el forro aquellas leyes que no son de su agrado. Más inseguridad jurídica para un país que si está falto de algo es de ello, y si no que se lo pregunten a las eléctricas, que han sufrido una descapitalización sin precedentes debido, principalmente, a las ocurrencias del ejecutivo en el ámbito de las renovables.

Ahora, las últimas informaciones apuntan a que se medita poner en peligro el pacto PSE-PPE acordando con el PNV que gobierne la lista más votada en las Diputaciones Forales vascas. En sí la medida no está mal, pero se debería acordar a nivel nacional y no limitarla a un pacto puntual por intereses particulares.

En definitiva, un presidente del gobierno debería anteponer la nación gobernada a su persona y sus intereses. La hora de Zapatero ha llegado, su tiempo ha concluido. Debe ser capaz de retirarse a tiempo, una vez que causa más daño que beneficio. En sus manos está dejar una España tocada o hundida. El tiempo pone a las personas en su sitio.

Dentro de unas décadas, con la perspectiva suficiente, la historia juzgará sus acciones. ZP el deseado, el aclamado en el 2004, podría convertirse en el presidente felón. Si no se va correremos el peligro de vivir otra década ominosa extrapolada al siglo XXI.

martes, 13 de julio de 2010

Celebraciones y recelos

Ayer, mientras zappeaba por las distintas cadenas disfrutando de la expresión de júbilo colectiva en Madrid, me llegaron  varios twitts inoportunos y, algunos, francamente desagradables.

Pude leer mensajes, totalmente fuera de lugar, acusando de independentistas a Puyol, Piqué y Xabi. Unos jugadores catalanes que han contribuido a que España entre en la historia de los mundiales no merecen otra cosa que gratitud. Pero, logros deportivos a parte, estos jugadores han ayudado a que el sentimiento de orgullo nacional español llegue a su máxima expresión. Ojalá fuésemos todos igual de separatistas. Si llevásemos el nombre de España fuera de nuestras fronteras como lo han llevado ellos, otro gallo nos cantaría.

Por otra parte, ayer pude comprobar que la mezquindad del hombre llega hasta límites insospechados. Al margen de los mensajes de algunos "sufridos" ciudadanos, que se lamentan del éxito de nuestra selección, llegaron a mi comentarios como "el hijo de del Bosque no desentona en el autobús". Mientras que a la mayoría de ciudadanos se nos encogió el corazón viendo a ese chico ilusionado con su padre, disfrutando, seguramente, del día más feliz de su vida, hay personas, suponiendo que se puedan catalogar como tales, que no tienen otra cosa que hacer que faltar al respeto de una persona disminuida.

Nunca jamás podré entender a aquellos que revisten de resentimiento sus ideas políticas, casi siempre vacías. Esto dice muy poco de ellos, los deslegitima y no puede hacer otra cosa que inspirar lástima. Ayer se demostró que la falta de capacidad intelectual no hace disminuida a una persona, lo hace la falta de humanidad.

Dejo para otro post mis comentarios sobre la tendencia nacionalista a acusar a todo lo que huela a unidad de España como rancio, agresivo, derechón o lesivo con las libertades. Curiosamente, esas ideas políticas usan a los ciudadados como instrumentos para conseguir los objetivos de un hipotético estado independiente. Sin embargo, la verdadera libertad concibe al  hombre como fin, no como un medio.


lunes, 5 de julio de 2010

Estatutos, leyes orgánicas y otras formas de rizar el rizo.

El pasado 3 de julio Leire Pajín calificó de "varapalo al PP" la sentencia del Tribunal Constitucional, y no le faltaba razón. No por los motivos que expuso la secretaria de organización del PSOE, sino por la "chapuza" o doble rasero que se ha tenido a la hora de elaborar estatutos en otras comunidades autónomas, por ejemplo en la mía, Andalucía. Desconozco si el hecho de que no haya sido recurrido invalida una posible actuación de la Fiscalía sobre los artículos similares a los declarados inconstitucionales, en otros estatutos. De ser así  no sé a qué están esperando.

Después de ese rayo de luz y esperanza que surgió de su mente, la política socialista olvidó que el varapalo real estaba dirigido al gobierno de España, la Generalitat y por ende al PSOE. Leire obvia que si bien la inmensa mayoría de los artículos han pasado el corte del TC, 14 de ellos han sido declarados no acordes con la carta magna, lo que es de una gravedad supina. Con un sólo parráfo que hubiese sido declarado inconstitucional, se hubiese justificado el recurso del PP. La importancia de la inconstitucionalidad es cualitativa, no cuantitativa.

La última perla de su intervención fue la de la utilización del TC, por parte del Partido Popular, como "si fuera un parlamento más". Parece ser, que el derecho de presentar recursos o acudir a los juzgados sólo debe ostentarlo aquellos adalides de la libertad que coincidan con el ideario socialista. No vaya a ser que caigan los tribunales en las derechonas y "ancladas en el pasado" manos de los otros, los que no tienen razón, los que conspiran con Merkel en contra de la economía española...

Pero claro, a estas alturas, unas declaraciones de esta naturaleza no pueden sorprender a nadie. Por contra sí lo hacen las realizadas por Rodríguez Zapatero en La Vanguardia a colación de este tema, confiando en poder recuperar mediante "el cauce constitucional procedente" algunos aspectos concretos que el TC decidió eliminar. Vamos, que se pretende vestir de legalidad, a base de leyes orgánicas, aquellos elementos que han sido descartados por su inconstitucionalidad. Si esto no es el timo de la estampita, que venga Dios y lo vea. Yo soy ingeniero, no jurista, pero diría que roza la prevaricación. En cualquier caso, si se pretende desautorizar al TC, para qué han hecho faltas 4 años de espera en su sentencia?

Ah, para completar esté cúmulo de despropósitos y chorradas varias, Port de la Selva se declara "moralmente" fuera de la Constitución Española. Qué país...

jueves, 1 de julio de 2010

Twenty Feet Under

Después de tres días de huelga de trabajadores de Metromadrid no puedo más que sentir indefensión. Todas las huelgas, se diga lo que se diga, son políticas en mayor o menor medida, pero esta se está llevando la palma.

Tras convocar una huelga de funcionarios a regañadientes y planificar una general para el 29-S, haciéndola coincidir con manifestaciones a nivel europeo y apartando así el foco de atención de Zapatero,en la medida de lo posible, llega esta huelga.

Pues bien, no seré yo el que ponga en cuestión la necesidad de la existencia de los sindicatos o los motivos por los que se llevan a cabo las protestas. Posiblemente, después de los parados debo ser una de las personas que más amparo necesite por parte de ellos, pero estoy no puede seguir así. No quiero que un sólo céntimo de mis impuestos vaya a parar a las arcas de UGT, CCOO, CGT o cualquier otro sindicato. 

No, porque han abandonado a su suerte a aquellos que más lo necesitan: los desempleados. No, porque muchas oposiciones se bareman en función de sus intereses, a veces oscuros. No, porque cuando les he pedido ayuda me han mandado a tomar viento fresco. No, porque no me siento representado. No, porque nunca morderían la mano de quien les da de comer.

Hoy mismo, después de una huelga ilegal a todas luces, declara María Teresa Fernández de la Vega  que agradece "la actitud constructiva de los sindicatos". Para echarse a llorar. Después hizo un llamamiento a la responsabilidad de los mismos. Típico de ella. Tiene una estrategia bastante manida pero que le funciona: "El Gobierno no entra a valorar esos temas pero es vergonzoso que el PP...". Una de cal y otra de arena.

Hoy no sólo han creado un atasco monumental en Madrid o han generado pérdidas a muchas empresas, con tantos retrasos. Hoy han demostrado que el ímpetu que emplean en sus protestas depende del color político al que se enfrentan. Repito, no entro a valorar los motivos de sus protestas, que me parecen legítimos, pero unos representantes de los trabajadores que cometen acciones ilegales y ejercen más presión en función de siglas, son unos representantes vendidos o simplemente no lo son.

Adiós a los liberados, adiós a las subvenciones a los sindicatos y por extensión a las dirigidas a financiar los partidos políticos. Que se hagan las reformas necesarias y unos y otros vivan de sus cuotas y de financiación privada.