domingo, 15 de agosto de 2010

Manipulación y gestión de los tiempos

Cuando saltó a la palestra la noticia de que Zapatero apoyaría a Trinidad Jiménez como candidata a la alcaldía de Madrid, me pregunté qué razones podrían mover a un presidente cuestionado por su partido (de puertas para adentro) a enfrentarse a un candidato al que él mismo había colocado en su sillón y que podría llevar a un cisma dentro del PSM. A primera vista parecía un suicidio. Si Trinidad ganase las primarias y luego perdiese las elecciones ZP podría ser cuestionado por gran parte de la masa social en Madrid, y si por el contrario, ganase Tomás en ambas ocasiones, se encontraría con un dirigente díscolo en la presidencia de la comunidad de Madrid. Además tendría que reconocer en público su error, algo a lo que nuestro presidente no le entusiasma demasiado.

Siempre me ha costado comprender cómo el presidente de la eterna sonrisa, el ideólogo de la Alianza de Civilizaciones, ése que prefiere grandes dosis de vaselina antes de que un acuerdo no llegue a concretarse, siempre claro que no se trate del primer partido de la oposición, el adjetivado como "Bambi" por Alfonso Guerra, sea capaz de llevar a cabo conspiraciones propias de Ana de Mendoza.


Después de conseguir el descabezamiento de la cúpula del PSOE quedando como líder supremo del partido, las filtraciones a Público del caso Bono, cepillarse al elenco de ministros que ha dejado atrás simplemente por llevar a cabo la política que él mismo dictaba y, otros casos de ese estilo, empecé a entrar en razón.

Pero estos últimos días he empezado a sentir un cierto resquemor. Un pensamiento que me ronda la cabeza que, de estar en lo cierto, haría que hasta yo empiece a admirar a ZP en cierto sentido. De pronto me acordé una frase de Marc Gené que suele decir un premio de F1 tras otro: "Cuando se tiene todo perdido hay que realizar jugadas arriesgadas".

Quién está siendo el mayor beneficiado por la aparición en escena de Trinidad Jiménez? Indudablemente Tomás Gómez. En la comunidad que junto a Murcia, probablemente, el PSOE tiene menos apoyos, se debe arriesgar. Una jugada que haga que el resultado no sea gris. O blanco o negro. Si un candidato del Partido Socialista gana se podrá apuntar el tanto, mientras que si se sufre un descalabro, el que dimitirá será otro.

Después de la nefasta gestión de la crisis, los escarceos con los nacionalistas, el apoyo al estatuto de Cataluña, inconstitucional al menos en parte, una mediocre política exterior y el paro por las nubes, quién sería más apoyado en Madrid, un delfín de ZP o un candidato que le presente batalla desde dentro? Cuántos militantes desencantados con su gestión pueden volver a confiar en su partido si se presenta alguien que tenga las narices para enfrentarse en público al inquilino de la Moncloa? Hoy, además, se ha conocido que Gómez está arrasando en la web.

Tomás se está comportando de forma elegante, el hecho de asistir a la presentación de Jaime Lissavetzky a sabiendas de que no iba a tener su apoyo, lo demuestra. Está confrontación está sirviendo para que las bases del PSM se unan y fortalezcan. Ofrecer una visión de un partido unido y enfrentado a nuestro presidente "prima de riesgo" es la mejor forma de recalar votos en los caladeros de izquierdas de la comunidad de Madrid.

A todo esto, en el caso de esta teoría sea acertada, habría que alabar la actitud de Trinidad Jiménez  entregada a la causa a sabiendas de su segura derrota.

2 comentarios:

  1. Para mi, esto ha sido un culebrón veraniego. Bombo y platillo de dos candidatos, unas cuantas fotos y otras tantas portadas.
    No me creo el enfrentmiento de Tomás Gomez con el presidente. Mi opinion es que saben lo dificil que lo tienen y es un modo de llamar la atencion para intentar restar algunos votos a Esperanza.

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  2. En primer lugar gracias por tu comentario. Sinceramente, todo en este caso me parece que roza el esperpento. En mi post intenté dar una visión alternativa, pero la verdad es que nada de lo que se ha hecho tiene mucho sentido. Incluso en el caso de que intenten llamar la atención, correrían el riesgo innecesario de dar la sensación de desunión en el seno de su partido, lo que suele ser bastante penalizado por los votantes.

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