domingo, 8 de agosto de 2010

De porqué soy liberal

Después de varias discusiones político/económicas con amigos me decidí a escribir este post. Hasta ahora he oído varias veces los calificativos neoliberal y neocon utilizados de forma peyorativa, pero nunca lo habían utilizado conmigo  y creo que es por desconocimiento. Por ello me he animado, en pleno mes de agosto, aun sin vacaciones y hasta arriba de obligaciones, a escribir este post.

Por definición, el liberalismo pretende limitar el poder del estado en beneficio de la libertad individual. Esto incluye el libre mercado, lo que lleva a mucha gente a confundir los términos capitalista y liberal. Realmente el concepto del libre mercado sólo es una característica, importante eso sí, del capitalismo.

En definitiva, el liberalismo se resume en la famosa frase de Luigi Einaiudi: "El socialismo concibe al hombre como un medio para conseguir sus propósitos, mientras que el liberalismo lo concibe como un fin."

Expondré en unos cuantos puntos cuales son las características principales de la doctrina liberal:

Cuestión de esfuerzo: El socialismo cree en la igualdad absoluta entre todos los hombres y mujeres (ver post: "Cuando la corrección se vuelve empalagosa"). Pues yo no. Sinceramente, yo creo en la igualdad de oportunidades entre todos los hombres, pero cada uno tiene capacidad suficiente para decidir como quiere llevar su vida a buen puerto (o malo). Evidentemente, es muy  difícil que todo el mundo tenga esas mismas oportunidades, cada uno sale de una posición distinta en la parrilla de salida de la vida, pero  con esfuerzo TODO se puede superar. No hay más que mirar a la universidad. Hoy en día quien no tiene carrera es porque no quiere. Se ha democratizado como nunca. De hecho hay personas que no tienen la capacidad suficiente para cursar algunos estudios y, al final, la universidad se está volviendo cada vez más mediocre.

En definitiva el liberalismo fomenta la competitividad y por tanto la productividad (algo que estos días se echa en falta).


Política de endeudamiento. Trataré de ser escueto. El liberalismo promueve la austeridad fiscal (también me suena de algún que otro telediario), esto es, disminución de gasto público y de impuestos. Ya somos mayorcitos para cuidar de nosotros mismos sin que tenga que intervenir papá estado. A mayor endeudamiento y déficit público mayores serán las subidas de impuestos para sufragar esos gastos. Si en un principio, ese dinero puede generar empleo, a la larga se penaliza el consumo y conlleva más paro. Este punto se puede resumir en llevar al intervencionismo del estado a las cotas más bajas posibles.


Liberalizar e eliminar monopolios: Esto es sencillo, mientras más competencia, más competitividad, bajada de precios, aumento del consumo, creación de empleo....

Política monetaria: Contención de la inflación. Algunos dirán que se frena el crecimiento económico. Yo digo que no se permiten burbujas. De hecho, habrá que ver si mantener los tipos al 1% de forma prolongada como lo está haciendo el BCE, no está gestando la próxima crisis o forzando una recaída en esta. Se fomenta el sobreendeudamiento y, tal y como dije antes, cuando ese dinero entre en circulación los precios subirán como la espuma. La inflación siempre se debe mantener en unos niveles moderados.

Por último, la manida frase de prohibido prohibir. No sé quien la acuñó, pero no estuvo muy afortunado. Evidentemente, las prohibiciones son necesarias, en tanto en cuanto, mi libertad individual termina donde empieza la de los demás.
En conclusión la mejor forma de distribuir el bienestar entre las personas es que éstas lo alcancen de forma individual.


6 comentarios:

  1. En mi opinión, el liberalismo no elimina el monopolio; al contrario, lo favorece. De acuerdo al principio de exclusión competitiva, la tendencia "natural" de las empresas (más aún las multinacionales) es el monopolio. ¿Cuál es entonces el supuesto mecanismo liberal que previene y elimina los monopolios? Si el liberalismo repudia el intervencionismo del estado ¿qué herramientas quedan para evitarlos?

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  2. En ningún caso. En la economía de mercado es el consumidor el que dicta las normas del mismo. Si un comerciante no cumple con lo que quiere el comprador, ya sea en el producto o en el precio, entrerá en pérdidas y entonces llegarán otros que ocupen su posición. La ley de la oferta y la demanda hace que la posición dominante no la tengan los empresarios.

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  3. La ley del mercado, por sí misma, no impide los monopolios. Como teoría puede ser muy bonita, pero en la práctica, tienes técnicas como el "dumping", que pueden acabar con la competencia de forma muy agresiva. La relación oferta/demanda, en todo caso, potenciará sus efectos. Una economía "liberada" de un país en vías de desarrollo no es más que un aperitivo para los sicarios económicos de las grandes potencias.

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  4. No es exactamente así. De hecho una cosa en monopolizar y otra realizar fusiones para crecer.
    El hecho mismo de controlar este tipo de acciones puede resultar contraproducente, como podría ser el ejemplo de las leyes antitrust.

    Te paso un enlace muy interesante:

    http://www.liberalismo.org/articulo/412/12/competencia/monopolio/

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  5. Yo no hablaba de fusiones, sino de monopolios. Todavía está por explicar la fórmula mágica liberal que los prevenga o combata. Empiezo a pensar que en el modelo liberal, si "por casualidad" surge un monopolio, una suerte de deus ex machina lo devora, para que desaparezca de escena.

    Por otro lado, el análisis que se hace en el artículo que enlazas me parece torticero y maniqueo. Según se explica en él, los trusts son inventos prodigiosos, capaces de producir más beneficios a partir de la nada; y las leyes antitrust son pergeñadas por políticos que odian la prosperidad generada por los filántropos empresarios, cuyo único anhelo es proporcionar productos de mayor calidad y menor precio al cliente. No sé si me he dejado algo. A mí toda esa palabrería me suena a propaganda de detergente.

    Y ya que has sacado el tema, a mi modo de ver, las fusiones / alianzas / trusts de empresas son cuasi-indistinguibles de los monopolios u oligopolios. Sirven, entre otras cosas, para amañar los precios (saltándose a la torera la sacrosanta ley de la oferta y la demanda) o para repartirse el mercado (contraviniendo así la competencia efectiva). En resumen: el mismo perro con distinto collar.

    Te paso un vídeo muy revelador sobre cómo se las gastan los gobiernos de las grandes potencias (¿o debería decir corporatocracias?) con los países de segunda y tercera división:

    http://www.youtube.com/watch?v=0mAtDyxSdLU

    Quitando la parte flagrantemente corrupta y criminal, los métodos de los sicarios económicos son coherentes con la maximización de los beneficios (a costa de esclavizar naciones con la deuda). Su perfecto caldo de cultivo es una economía liberal, donde las multinacionales puedan campar a sus anchas y apropiarse de los recursos de un país soberano. Para más inri, se acaban privatizando empresas públicas vitales para la sociedad y se dejan en manos de corporaciones extranjeras. Esto es lo que yo veo cuando hablas de liberalismo.

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  6. Lo que quiero destacar del artículo no son las bondades de los trust, sino el peligro que tiene el control excesivo sobre el mercado.

    Más que no estar de acuerdo con el liberalismo en particular, no estás de acuerdo con el capitalismo en general. Lo que resulta aun más extraño, ya que si estás en contra de cualquier de los monopolios (como es natural) lo más lógico es que defiendas la propiedad privada. No hay mayor monopolio que el que ejerce el estado. "Quien posee todos los medios, establece todos los fines". Esto no es peligroso sólo para la economía, sino para las libertades individuales. Un ejemplo claro es la educación y la manipulación por parte del estado. Desde el momento en el que el estado ejecuta las acciones que las personas pueden realizar de manera individual, las libertades se ven reducidas, primero por suplantación y segundo por competencia desleal hacia el ciudadano. Además se presenta el problema de la falta de eficiencia, ya que los problemas se deben dejar resolver a aquellos que tienen los conocimientos y las capacidades en el momento oportuno.

    Hay una frase de Hayek que me encanta que es la siguiente:
    "El estado debería tener el monopolio de la coacción necesaria para limitar la coacción en sí misma, lo cual no significa que el estado deba tener en exclusiva el derecho a perseguir fines públicos. En una sociedad liberal, los asuntos públicos no se limitan a los del gobierno, y el espíritu público no debería limitarse al interés hacia el estado".

    Todo esto no está reñido con el principio de solidaridad, que propugna que se debe asegurar una renta mínima a todo el que no pueda sustentarse por sí mismo.

    Al fin y al cabo, el socialismo y el liberalismo persiguen el mismo fin, lo que difiere es el medio por el que se pretende llegar a esa meta: el bienestar de todos los ciudadanos.

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