martes, 15 de junio de 2010

Padre Juan Duarte

Hoy he desayunado con una noticia que me ha dejado perplejo. Leyendo la sección local del diario Sur me he topado con: "Polémica en Álora por una cruz en honor de un cura asesinado en 1936".

Ante todo, quiero dejar claro que dejo al margen cualquier argumento de tipo ideológico. Nací allí y sé de buena tinta que en los dos bandos se cometieron salvajadas de todos los colores durante la guerra y en la represión posterior, pero esta noticia me ha molestado especialmente. Expongo los hechos:

1) En noviembre del 36, Juan Duarte fue detenido y torturado varios días en dependencias municipales de Álora. El día 15 del mismo mes fue quemado vivo. Fue asesinado por ser sacerdote y no renunciar a sus creencias.

2) En octubre de 2007 fue beatificado.

3) Surge una iniciativa privada para construir un oratorio en el cual los creyentes puedan rezar en su memoria, justo en el lugar en el que fue asesinado. 

4) El terreno en el que construir el oratorio lo cede un particular. Los fondos para la construcción del mismo parten de la Iglesia y de donaciones particulares.
5) En la página web del Foro por la Memoria Histórica se publica un artículo (http://bit.ly/9dctz1),titulado "Nuevo monumento fascista en Álora", como si mi pueblo fuese el Valle de los Caidos o estuviese repleto de estatuas ecuestres de Franco...

Pues bien, en dicho artículo pueden leerse cosas como ésta: "como colofón de barbaridades la iglesia del pueblo de Álora pretende hacer otro monumento fascista en el pueblo con su gran cruz a los caídos por dios y por España, con el único fin de volver a recordar que ellos fueron los vencedores".

Puedo asegurar que, entre la gente que está haciendo donativos, hay descendientes de gente asesinada por el bando nacional. La última idea que se les pasa por la cabeza es hacer alabanza de valores franquistas, falangistas, de derechas, izquierdas o de la parte del medio. Lo único que se pretende es construir un monumento a una persona que creen que es un santo,y se hace con fondos privados en un terreno cedido por un particular.

Hace unos años, uno de los parques del pueblo se rebautizó como "Luchadores por la Libertad" y a nadie se le ocurrió escribir artículos quejándose de revanchismo o de querer reescribir la historia.

A mi, que soy partidario de que todas aquellas víctimas de la guerra civil sean exhumadas, me resulta cuando menos curioso que estas asociaciones, que reciben subvenciones públicas, critíquen de esta forma estas iniciativas y se posicionen en contra del reconocimiento de un asesinado en aquella locura colectiva. 

No se hará justicia mientras la memoria se haga sobre una parte sesgada de la historia. Las asociaciones de represaliados del franquismo o de memoria histórica deberían ser las primeras en apoyar este tipo de reconocimientos, precisamente, porque ellos han sido víctimas.

Por último, sólo quiero decir que recuerdo a mi abuela como, con admiración, hablaba del padre Juan Duarte. Ella no le admiraba la defensa, si es que la hubo, de ideas políticas, sino por la fortaleza de su fe. Aunque haya gente que no lo entienda, muchas personas no mezclan la religión con la política. Desde luego, mi abuela no lo hacía.


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